viernes, 24 de febrero de 2012

X. Alba Gaditana

Con parsimonia su cabellera
desciende sin enredaderas,
lisa,
reluciente,
quizás embriagada de keratina,
con tierno olor a mujer,
a mujer dulce,
a lucero,
a mañana.
Sus ojos
piedra de esmeralda son,
dos almendras verdosas,
atentas,
atractivas
como la piel de una manzana.
Sus labios redondos,
hambrientos
de palabras,
derrochadores
de sílabas,
amantes de
la dicharachería,
enamorados del silencio,
de lo bajini.
Un cuerpo de cristal
erige su figura,
fotografía de
muñeca,
de porcelana.
Corazón que late
a ritmo de carcajada,
que se nutre
de algazara
en las lecciones,
que disfruta,
sonríe
y apacigua
los terribles monstruos
que escapan del planeta
 melancolía.
Luz matutina,
nítida como
sábana almidonada
y clara como
el ocaso,
nombre de mañana,
de estrella engalanada
de alegría de la huerta,
de pasión gaditana.
Y aunque los animales
no le hablen,
como Nino,
ella susurra
a sus espaldas
pues detesta a las gentes
que se enfundan
en abrigos de oso,
de liebres y de vacas.
Mujer de pétalos ardientes,
de alas de ángel,
transparentes
como el agua,
pura y mansa,
Alba es nombrada.









miércoles, 22 de febrero de 2012

IX. Noche




Por las noches mi alma siente como la vida se deshilacha. 
Me atonta ver como lo claro se viste de oscuro 
y como lo dulce se torna agrio,
como desiertan las calles de calor humano y
 dormitan tus ojos bajo esta bóveda oscura, llena de astros.

Mis ojos sienten como la noche se engalana de encanto,
apagando las luces, las calles y los campos
bajo una luz tenue y tiznada de llanto,
mientras en mis oídos retumba  
el silencio grato que respiran las estrellas
tan cándido como una sábana
y a la vez tan libre como una nube,
pues cariñoso y soñoliento
susurra historias de la urbe.

Y a altas horas, bien dormido,
 percibo el maullido de un gato lejano,
que famélico y apenado busca alimento
 entre los escombros que yacen
bajo la copa de un árbol centenario.

Y pasan las horas y la noche
sigue habitando entre nosotros
hechizando lo que encuentra
por la ruta de su andanza,
mientras que tú 
continúas igual de perfecta,
de hermosa y delicada,
emborrachándome de sueños,
de amor y de esperanza
hasta que los visillos del  sol
escapan por la ventana,
despertando tu mirada,
tu corazón y mi alma.

Y es en este momento cuando comprendo
 que la noche es como un cuento,
que tiene un principio y un final,
que tu sigues estando conmigo,
aunque la noche haya vuelto a anidar.


domingo, 12 de febrero de 2012

VIII. Mudanzas




Todo se va en esta vida.
Las flores, los besos y las caricias.
Las miradas, los abrazos,
las tristezas y las alegrías.

Tarde o temprano todo se muda.
Nuestras alas se tornan frágiles,
y nuestras manos menudas.

El pasado sangra arrepentido
por todas las heridas.
El arrepentimiento se convierte en sangre,
sangre que cae con desmedida.

 Nuestro plumaje de héroe huye
frustrado, cabizbajo.
El silencio llena el vacío
embriagándolo de tristeza.
Los caminos se nublan y nuestra alma
asciende hacia los cielos
desflecando con soltura
la tristeza que tejen los recuerdos.

El viento silba firmemente
mientras  que nuestro cantar desvanece
como las hojas amarillas en otoño.

Todo se marcha,
salvo tú, que habitas en mí,
en mi alma.

jueves, 9 de febrero de 2012

VII. Niños

 Un tímido niño instala una serie vaqueros playmobil sobre un banco del parque. Los coloca todos en fila, bien dispuestos y rígidos. Todo apunta a que la guerra se acerca. A su lado, una niña de la misma edad mece entre sus pequeños brazos una linda muñeca. Ellos juegan y nosotros contemplamos al jefe teniente de los vaqueros y a la mamá enamorada de su bebé.

*      *      *     *

La mente de los niños es todo un mundo. Un mundo colmado de espadas, barcos, princesas y castillos, donde la realidad parece estar nublada y el realismo parece ignorar su existencia salvo en el hecho de que existen. Así, a pesar de todo, los niños están presentes en su entorno, viven, comen, van al baño y abrazan a sus madres. Sin embargo, su mente está ausente, dispersa como azúcar en agua.

 Todo es singular. Las preocupaciones no tienen pasaporte para poder entrar, ni tampoco los adultos, quienes también tienen prohibidísimo el acceso, y no porque ellos no quieran, sino porque la imaginación les veta el paso. Se acabó su tiempo de disfrute, así que no ya no pueden volver. Serán cosas de la edad, pues a medida que crecemos, la fantasía se distancia más de nuestros corazones, se divorcia, huye.

Ellos sueñan, ríen y crecen jugando, mientras que nosotros nos damos cuenta de que todo tiempo pasado fue siempre mejor. Anhelamos esta sensación de tranquilidad, de estar gobernados por una presidenta tan especial como es la fantasía. Contemplamos como estas criaturas casan su tiempo construyendo su mundo. Como su  mente edifica enormes torreones cargados de historias, aventuras y romances. Nada importa, solo que los personajes soñados cobren vida.

Y es que ser niño es ser especial, pues no das crédito a la vida real, solo a las nubes de ensueño que circunvalan el presente. La magia conversa con su historia como hizo con nosotros años atrás.

Nosotros ya lo vivimos, ahora les toca a ellos.






lunes, 6 de febrero de 2012

VI. No tengo dinero



 Hey tío, qué tal? Cómo va todo? lo siento mucho pero este finde no podré salir. Me sabe mal, pero no tengo dinero. No creo ni que pueda salir a tomar una copa, estoy sin un puto duro. Necesito que llegue fin de mes YA! Lo siento eh, nos vemos pronto.

Abrazo,

Edu 
* * * *

Esta es la carta de presentación de una parte de la juventud española. Jóvenes bien posicionados que viven en casa de sus padres, disponen de un contrato de trabajo, un salario mínimo y ante todo, edad para poder exprimir el zumo de la vida. 

Esta imagen es una realidad y, aunque parezca surrealista, convive en nuestra sociedad. Surrealista porque la retina de nuestros ojos se niega a engullir esta imagen, al menos la mía. ¿En qué deben gastarse el salario estos jóvenes? ¿ Viviendo en casa de sus padres, qué gastos deben tener para poder despilfarrar un salario en varias semanas? Quizás es que fuman tabaco con tal preciado papel. Cada mes reciben en su nómina una cifra considerable de dinero y no tienen dinero ni para ir a tomar un café al bar Manolo. Ni para una copa nocturna en el bar de la esquina. No, no, porque ellos nunca tienen dinero, van apurados.
.
La verdad es que me impacta que la crisis conduzca a la sociedad hasta estos extremos. Según la economía nacional, el consumo ha caído en un foso y parece que no puede levantarse. Pero entonces, si no se consume, en qué derrocha el dinero este eslabón de la sociedad, tan activo y sin cargas tan rudas como las familiares? Si apenas reparan en gastos, donde va a parar su capital? En compras fugaces a tiendas de lujo? En viajes a Malasia? En bebidas alcohólicas?  Considero que ninguna de estas preguntas requieren de una respuesta, pues esta está clara.

En realidad, sí que disponen de dinero. Sus cuentas corrientes rebosan de euros como los sacos del tío Gilito.Lo que pasa es que la crisis ha podido con ellos, les ha manipulado y les ha incitado a unirse al club de la mentira y ellos han aceptado. Total, no pierden nada. Al contrario, salen beneficiados, pues cada vez que afirman ''no tengo dinero, hay crisis'', en su interior brota una sensación de confort y tranquilidad, pues es una frase que suena bien y que derrocha categoría. Si digo que no tengo dinero, soy más cool.

Una excusa más, que les ha convertido en capitalistas decimonónicos, como Gilito. Y más aún si pensamos en el otro lado de la moneda. En gente que desgraciadamente sí que está en paro y que lo está pasando verdaderamente mal, pues su carro arrastra el peso de toda una familia, comedores de colegio y cumpleaños de los suegros.

Todos sabemos que la actual recesión está infectando nuestra sociedad y que hace falta una varita mágica para poder volver a la bonanza de antaño. Pero sabemos que todavía tenemos que sembrar. Lanzar las semillas sobre esta tierra dañada, a fin de que el tiempo, la experiencia y la lógica nos ayuden a cultivar un país henchido de esperanza y bienestar.  Si hay algo claro, es que tenemos que cambiar.

Y es que les encanta ser el centro de atención. Pues, ya lo sois, pero en una vertiente un poco más absurda. Así, ni se crece como persona, ni harás crecer al país, que buena falta le hace, pues en unos años vas a tener que cotizar a la Seguridad Social lo nunca visto. Así que saca tu dinero, métetelo en el bolsillo y regocíjate de la suerte que tienes.

Disfruta de tu dinero y no de la crisis.





sábado, 4 de febrero de 2012

V. Imaginación

''Imagina, imagina e imagina'' - me dice María con una sonrisa entre los dientes. Pestañeo, cierro mis ojos y obedezco.

*     *     *

Parece mentira que después de pasarnos cientos de horas cavilando acerca del gobierno que ejerce la imaginación en nuestra vida, continuemos experimentando con ella. Nosotros no nos damos cuenta, pero continuamente estamos jugando con ella. 

Diríase que ella es como una amiga más. Una amiga que, aunque no sea tan fiel como un perro, es más afable que la amistad humana, pues siempre está presente. Basta con llamarla y ella acude con un mayor o menor grado de felicidad. El estado anímico con el que se postre ante nosotros dependerá de circunstancias vitales.

El problema es que no siempre la tratamos como es debido. A veces, la fustigamos, le decimos que vuelva otro día, que ''el horno no está para bollos''. Ella se calla, desaparece y con ella se desvanecen las fábulas, quimeras e ilusiones. Otros días, la acogemos con extraordinaria calidez. La invitamos a jugar con nosotros y ella parece divertirse. En estos casos, la relación es tan íntima y cálida, que nuestro interior accede a escapar del mundo real. Evadimos la objetividad mundana y navegamos por los mares de la subjetividad.

Todo parece de juguete. La irrealidad hidrata nuestros corazones, nuestra vida. Por unos instantes, nos cobijamos del mundo en el tronco de la fantasía como los osos en invierno. Dormitamos. Nadie nos ve, ni nos escucha.  Nuestro futuro está asentado en la palma de nuestras manos. Es nuestro rehén y lo moldeamos a nuestro gusto y antojo como si fuera una sintética masa de plastilina coloreada. 

Imaginamos.....

Sin embargo, imaginar no es solo moldear, dar rienda suelta a nuestras ilusiones y sueños, pues también es sinónimo de peligro. Una amenaza, un trance, y ante todo, un riesgo, pues por mucho que imaginemos, lo ideado no siempre comulga con el plan de vida trazado por nuestro destino.

viernes, 3 de febrero de 2012

IV. El asiento deseado


 Carnívoro, bípedo, mirada desafiante y dos manos asimilables a garras, estas son las características que configuran el perfil del velociraptor del S.XXI.  Aquél que fue el dinosaurio más veloz vuelve a habitar en el planeta tierra, aunque esta vez, disfrado de humano.

Hace varios días me crucé con uno de ellos en el autobús. Eran las cuatro de la tarde y yo esperaba con impaciencia la llegada del bus.Como de costumbre, iba apurado de tiempo, y mientras esperaba empecé a hacer cábalas sobre porqué cuando tienes prisa, cobra vida el refrán ''vísteme despacio que tengo prisa''.

Los minutos se deslizaban por el reloj como si de un tobogán se tratase. 1,2,4,5,6 y 7. Al séptimo minuto apareció el Transporte Metropolitano. El armatoste de hierro forjado se detuvo delante de mis narices y me dispuse a entrar. Detrás mío, un remolino de nueve personas trataba de embutirse en el vehículo, soltándose algún que otro codazo.

El autobús iba a rebosar, así que apenas cabía un alfiler. No obstante, conseguimos entrar todos. El motor soltó un rugido áspero y fiero, y enlatados como sardinas nos dirigimos rumbo al horizonte. Ancianos, adultos, jóvenes y algún que otro niño formaban parte del estómago de este monstruo de cuatro ruedas. Después, estaban mi sombra, mi prisa y yo.

Pasadas tres paradas, mis ojos escrutaron un asiento vacío. ''Esta es mi oportunidad'' pensé, mientras caminaba en busca de tal preciado tesoro, como quién no quiere la cosa. Ya casi lo tenía, había esquivado, sorteado, toreado y rehuído de todos los seres presentes en el pasillo, e incluso creo que de los ángeles. No obstante, el velociraptor se interpuso en mi camino, me cerró el paso con sus garras terroríficas y se sentó en el asiento.

Por un instante, mi corazón dejó de latir y mis ánimos flaquearon. ''Los velociraptors no existen'' me dije, mientras contemplaba con desdén a este, quién a su vez, alternaba sonrisas burlescas con miradas retadoras. ''Cierto'' me dijo la señora de al lado. Decidí callarme y observar el panorama.

 Nunca había visto a un velociraptor en persona. Siempre me habían dicho que no existían, excepto en el mundo del cine, donde en ciertas ocasiones habían sido inmortalizarlos en formato DVD. La verdad es que el velociraptor ha experimentado una evolución en el ciclo de su vida. Al menos, el que yo ví. Su cuerpo asemejaba el de una mujer adulta de 60 años, pelo teñido de negro con ligeros mechones de canas y unos ojos saltones y extremadamente miopes. Su cuerpo era diminuto y de piel blanca como la leche semi-desnatada. Todo en él parecía menudo y frágil. Sin embargo, su fuerza, su velocidad, su mirada y sus maneras fueron capaces de aterrar a todo el personal.

 Ahora, ya puedo decir que he visto a uno y esta vez era humano y no tenía cola. Según fuentes anónimas de Facebook, los velociraptors existen, tienen silueta de mujer adulta y no buscan el valle encantado, sino el asiento deseado.

 




miércoles, 1 de febrero de 2012

III. Melodía de lluvia

 Los días de lluvia son peculiares. Las calles huelen a tormenta, los niños se alborotan y la señora lluvia, recién duchada, escurre su cabellera empapada. Diríase que, a primera vista, el concepto de ''lluvia'' es hermano del vocablo ''tristeza''.  Todo se torna gris. La vista se nubla y nuestro espíritu parece trastornarse, encogido por la frialdad de la atmósfera.

Apenas se oyen risas o jarana alegre. Sólo suena la ''melodía de un día de lluvia'': Una pieza musical de la naturaleza,  cuyo origen se remonta a ves a saber cuando. Se trata de un género excepcional, pues según los expertos, esta melodía no siempre suena igual. Depende del año y del mes en el que nos encontremos, así como de los progresos tecnológicos y sobretodo del estado de humor de la naturaleza. Así, si ésta está enfadada, los graves imperarán y ya te puedes preparar. En este caso, encontraríamos que la partitura está en clave de fa. Por el contrario, si los visillos del sol se dejan entrever tímidamente, es que la clave de sol es la regidora.

En Barcelona, desde hace años, esta  sinfonía casi siempre suena igual, al menos para mí. Violines, violonchelos, pianos, arpas, tambores, saxofones y trompetas acatan sin rechistar las órdenes que dicta el pentagrama. La lluvia, el viento, los charcos, los relámpagos, los truenos y los humanos son los músicos. No obstante, estos últimos merecen párrafo aparte.

Charco por aquí, charco por allá. Salto por aquí, salto por allá. No se meta en mi camino, tengo preferencia. Su paraguas me molesta. El portal es mío, aquí no cabe usted. Estos son los pensamientos que regentan nuestro subconsciente en dichas circunstancias. Nos obcecamos con trazar un itinerario y pobre de aquél que se interponga en nuestro camino.

En realidad, aunque no nos demos cuenta, los verdaderos protagonistas de los días de lluvia no somos nosotros, ni la lluvia, sino que son los pórticos y los portales. Es un fenómeno curioso, ver como nuestra mente se acobarda y se empeña en que vayamos por debajo de las estructuras arquitéctonicas. Incluso, aunque dispongamos de un paraguas bajo el cual puedan guarecerse cinco personas, continuaremos paseando bajo los pórticos y los arcos que se presenten ante nuestra ruta.


Y es que los días de lluvia son especiales no solo por esto, sino también por su postrado comercio y sus solitarios rincones.  Ojalá existieran las varitas mágicas para poder alegrar un poco este panorama. Quizás, debería haber parado a la chica de la bufanda de Gryffindor y haberle suplicado que hiciera algún hechizo. Estoy seguro que se había escapado de Hogwarts. Su cara, sus gestos y su alborotado pelo me lo han confirmado.