martes, 31 de julio de 2012

XX. Sang du coeur

La estantería se está
                             quemando.

Los libros se están
                            muriendo.

Las palabras están
                          agonizando.

Mi corazón está
                           sangrando.

Las horas
              van
                          pasando.


martes, 24 de julio de 2012

XIX. Duermo

DUERMO.
Ya no me queda nada,
ni pensamientos, ni deseos ni amores.
Mis pupilas están vacías de hambre,
cansadas de devorar instrumentos y paisajes.

DUERmo.
Cabeza apoyada sobre suave almidón,
voluptuoso misterio el ayer
que crepita mi mente
y colorea de rojo, mi interior.

DUermo.
Hipnosis y perversión esquelética,
sangre de animal chorrea la ventana,
perro alado, ladrones descorchados,
campos alelados y monstruos congelados.


Duermo.
Palabras embriagadas de locura,
de ausencia inocua y de cayena.
Alma enmarañada en temida trampa
que tiende la noche, cuando se apaga la llama.

''Duermo''.
Ya no queda nada,
nada de la nada que existía en la oscuridad,
ni bichos ni luciérnagas gigantes.
Nada, céfiro de ausencia fantástica.

Despierto.
Las partículas estrelladas se desintegran.
La luz escuece la víscera queratinosa
del espíritu de la sombra que cada noche
me embotella en un mar de tinieblas. 


La calle se pinta con el color del alba.











viernes, 20 de julio de 2012

XVIII. Reloj de mano

Las agujas del reloj agilizan sus movimientos,
tic-tac, tic-tac, tic-tac,
giran y giran sin parar,
desvencijando corazones 
y almas perdidas.

Su murmullo es incesante,
como los tragos de
una aspiradora al lamer
hollín caducado, postrado
en alguna parte del salón.

El sonido es horroroso,
una explosión de metales,
retales de férreas piezas
que se entrelazan para no morir.

¿Qué sucede relojes?
¿Porqué destrozáis vuestro canto?
Vuestra estridencia corroe la pureza,
el silencio que meditan las piedras,
las tumbas y las sirenas.

Con vuestro paso aceleráis la corriente
que el río lleva a rienda suelta,
los peces se ahogan en sus burbujas
y las estrellas pintan figuras en la orilla. 

Las nubes tejen jirones
de azúcar chamuscado
y el viento escupe olor malo,
 ¿ gasolina putrefacta?
No, eso no. Figuras devastadas.

Muerte del rey del movimiento,
de arena que se desgrana en pedazos,
de locas flechas que rotan temblando
y que anuncian un fin, tal vez, inesperado.

1.
2.
3.
4.
5.
6.

¡STOP!
¡Relojes, respirad, por favor!

7.
8.
9.
10.
11.
12.

Luz apagada en el recibidor,
calles envueltas de espanto,
ocaso de los dioses en modo mundano,
réquiem por un condenado.

Condenado a vivir 
a una mano atado;
condenado a morir
ahogado en un mar de llanto,
de metales que mueren de utilidad,
de basura que pierde su canto.

Ha fallecido un maestro
y yo no me había dado ni cuenta.
Es mi reloj, mi reloj, mi reloj.
Mi reloj, querido reloj de mano.









miércoles, 11 de julio de 2012

XVII. Loco, loco y loco

Ya lo dice Shakira en una de sus canciones:''  Estoy loca con mi tigre, loca, loca, loca..''. Del mismo modo que nuestra queridísima Shaki se torna loca con su tigre, el mundo se vuelve loco con sus cacharros. Todo el mundo está envenenado de locura. Aparentemente sus síntomas son inexistentes. No te salen ronchas en la piel, ni te sangra la nariz y ni tan siquiera se te encrespa el pelo. No. Nada de eso. Te vuelves loco de un momento a otro y no te das ni cuenta. Quizás es un mosquito que al inyectar el aguijón en tu piel, y antes de  de aspirar tu deliciosa sangre, agiliza su traza y te enchufa una maldita dosis de esta droga tan maléfica. Un poco de locura en las venas, creo que no va mal, es divertido. ¡Hay que disfrutar de la vida!. No obstante, los niveles de locura que estoy contemplando en la galaxia en la que habito son demasié. Loco, loco, loco. Todo se está volviendo loco. Loco tú, loco él. Locos ellos, locos también. Pero yo, yo, yo sigo sin estar loco. El día que me vuelva loco, avisadme por favor. Esta noche me voy a emborrachar. Yes, voy a beberme unos cuantos tragos de orchata caducada y después otros tantos de mentolado listerine. Sansacabó.