viernes, 29 de junio de 2012

XVI. Gossip's War


Los cotilleos son uno de los protagonistas principales de todas las historias habidas y por haber en la sabia historia de la Humanidad, y no es para menos, pues ellos hablan de misteriosas intimidades y de profundos secretos, asombrando a las gentes de lo apasionante que resulta una vida. Una vida de otra persona, que no necesariamente debe ser famosa, ni despertar glamour. Una simple vida anónima es presa suficiente para saciar sus estómagos, incluso la de aquél frágil anciano, quién impulsado por sus recuerdos, acude cada tarde al lago di Cuomo


Todas las ciudades están poseídas por la temible epidemia del cotilleo. Una enfermedad que, con harta frecuencia, se manifiesta en dimensión mortal. Barcelona huele a pestilente marujeo. Desde el Port Olímpic advierten las gargantas una presencia de sabores a "qué hara él", "con quién se besa ella", "porqué no vienen, porqué se van". Un constante ir y venir de rumores, afirmaciones, mentiras e imaginaciones que desfilan por las calles de la ciudad. En tanto que en balde, enfilan y se enroscan hasta las nubes para luego descender paulatinamente con un firme objetivo: adentrarse en los oídos del resto de habitantes marujas. La ingratitud suele ser su guía. 


Aunque parezca mentira, por lo general, los cotilleos se transforman en tenues voces infinitamente expansibles, que se cuelan en vueltas del viento sin que nadie ni nadie los detenga. Poco importa que sean crujientes, saltarines o renqueantes.

Los éxitos y los beneficios les alientan a ser muy audaces en sus correrías, e incluso llegan a alcanzar caminos desfondados, bajo temibles lloviznas que bruñen los cielos color negro tristeza. Nada obstaculiza sus pasos. Sin embargo, gracias a sus características, el dichoso cotilleo o corso revolucionario parece estar convirtiéndose en un negocio fabulosamente próspero: ''yo te digo, para que tú me digas'', y a mi parecer, muchas almas están siendo apagadas. 


Así pues, nos encontramos frente a una nueva guerra escondida, aunque ya encendida, frente a un enemigo, que a medida que transcurren los días, va perfeccionando sus técnicas, escogiendo a nuevos discípulos, quienes fáciles de manejar, ocultos, son rapidísimos en la fuga y acosadores en la caza. Una guerra totalmente distinta a las demás, dado que no está hecha para destronar las riquezas del príncipe o para apoderarse de un Estado, sino para extirpar la verdadera realidad, la realidad de tu vida, la realidad de la mía.  





lunes, 25 de junio de 2012

XV. Los perros lloran

Los perros lloran. Suelen hacerlo cuando las mariposas cobijan sus alas coloreadas bajo su piel. Aroma de atardecer. Ésa es la fragancia que les incita a derramar lágrimas por el ayer. Del mismo modo que los humanos abrimos nuestras manos, los perros también rezuman melancolía: agua marina.. Aprovechan la ocasión y no la dejan perder. Se liberan de las endorfinas que han impregnado sus cuerpos menudos. Un leve forcejeo de retina es suficiente para exponer sus sentimientos a flor de piel. Poco después, infinitas gotas se deslizan en forma de río por su tierna sien. A su paso, el sol recoge sus cabellos dorados. Atardecer, dulce atardecer, Uno de los múltiples bichitos de la naturaleza que presume de su hacer y que hasta en los ojos perrunos deja la lluvia caer.


lunes, 18 de junio de 2012

XIV. Solo y sin timón

Me siento como un velero sin rumbo,sin horizonte, sin timón. Me siento como un barco en medio de una tempestad. Completamente perdido ante un paisaje desolador. Olas, olas y olas. Lluvia, truenos y relámpagos. Tormenta. Nubes plomizas en el cielo, el mar enfurecido y en la calle ni un navío. Solo el mío. Parece que el mundo me pertenece. Camino solo sin brújula. Sin embargo, tengo un confidente. Bueno, cientos. Las estrellas. Ellas me guían con sus manchas de pintura. Hoy mi camino pende del destino que me augura la naturaleza. Pero, mañana. ¡Ay, mañana..! Si yo pudiera saber qué me deparará el mañana, cuantos sollozos desprendería mi alma. Probablemente, se pudriría en la penumbra del futuro. No lo sé. Por ahora, lo único que sé es que las estrellas controlan los latidos de mi corazón. Pues todavía me siento solo como un velero, sin rumbo, sin horizonte, sin timón. 


jueves, 14 de junio de 2012

XIII.La condición humana, la reina del verano

''Cola, Fanta, Cervesa, Beer'', ''Cocoohh fresco'', ''Masaje, Masajeee'', ''Pareo, Pareo'', ''Mojito, Mojito''. Estas son las frases que imperan y circundan las extensiones de la costa barcelonesa. A antaño se reducen las míticas frases como ''Mamá, ¿Qué hay para comer?'' o ''Papá, ¿Me compras un helado?''. En realidad, y aunque parezca mentira, premisas como estas continúan estando presentes aunque parece que bajo tierra. Nadie las oye, pero están allí.

La playa es uno de los tesoros que cobija la ciudad de Barcelona. Dicen que todas las poblaciones cuyos lindes se encuentran bañados por el mar se erigen como una alquimia en la que el negocio y el ocio forman un mismo cuerpo, una misma figura. Es el caso de nuestra ciudad que ahora que se acerca el verano cambia el fondo de armario. Esconde los trajes de algodón y de lana, para enfundarse en camisetas frescas, pantalones de hilo y camisas informales. Sin sol, ni playa la ciudad no es nada.

 La economía sumergida asciende a la superficie dando un salto mortal con carpado incluido. Palmea sus tobillos, dobla su cadera hasta unir sus piernas con el pecho, mantiene las rodillas bien rígidas, da un brinco y acaricia el cielo con su cuerpo. Es lo que tiene el calor, el mar, la playa y la brisa marina. Bueno, y quizás también que ''los chicos se enamoran'', tal y como decían Sonia y Selena. Las consecuencias que desprende la llegada del verano no me interesan, pues ya las conocemos. Sin embargo, hay un factor que me importa enormemente y que se repite temporada tras temporada.

Me impresiona como de un año para otro haya una mayor diversidad y oferta de productos ''playeros'', por llamarlos de alguna manera. Antes, los vendedores ambulantes solo vendían bebidas refrescantes con aroma de extractos, es decir Coca-Colas y Fantas burbujeantes, alguna que otra cerveza y  pedazos de coco seco e irritado por el sol. Sin embargo, parece que la crisis está exprimiendo la creatividad de los mercantes. Ya no venden Colas sino también pareos, mojitos, gafas de sol e incluso otro tipo de servicios.

 Parece que la recesión económica no ha podido con las ideas de los ciudadanos. El panorama devastador que invade día tras día las retinas de los habitantes parece no estar saliéndose con la suya. Al menos en este aspecto, pues las mentes humanas continúan cosechando estelas de ideas. Por su parte, creo que las gaviotas continúan igual de carnívoras, pavas y sucias. Parece ser que el olor a verano solo afecta a la condición humana.




jueves, 7 de junio de 2012

XII. Para tí

Recuerdo el día que estuvimos hablando de mi blog. Me animaste a continuar escribiendo y a disfrutar haciendo lo que me gusta. Así, que aquí me tienes, dedicándote un post entero en mi cuaderno virtual erosionado por el paso de los meses. Y no actualizo para hablar de iconos del protocolo, como sería el caso de Urbina, a quién tu desconocías e ignorabas, pues estabas ''harta de libros protocolarios'', sino que escribo para tí.

Qué alma tan alborozada la tuya, pues ya puede andar a sus anchas. Independiente del material mundano; aferrada a la naturaleza intangible y sobrehumana. Serena como una ola sosegada que es capaz de acariciar dos escenarios tan sumamente distintos, que solo la naturaleza osa a experimentar. Tres medios como son la tierra, el aire y el mar.

Qué alma tan privilegiada la tuya, pues no solo sabe correr por los campos y nadar, sino que ahora también puede desplegar un par de alas doradas. Alas que, con un suave pero intenso aleteo, son capaces de circunvolar el planeta tierra, disfrutando de una paz sobrenatural. Tranquilidad eterna, ansiada por el hombre. Pero, que para tí ya es una realidad.

Desde que naciste has estado jugando sin cesar con la madre naturaleza. Primero, a aprender lecciones de vida como gatear, andar y correr. Después,  a caminar por terrenos llanos, rocosos, asfaltados e incluso henchidos de ejércitos de flores de colores. Paralelamente, aprendiste a entumecer tímidamente los pies en aguas marinas y de porcelana, para acabar poco después desafiando el terrible oleaje del mar. Vestirse, comprar, ayudar, amar, sonreir y luchar han sido constantes para tí. Polinomios que han perseverado y han dado sentido a tu vida. Funciones que han corroborado a hacerte sentir útil y querida, a esforzarte y a batallar por un futuro que ya estás gozando.

Sin embargo,  tus pies ya no pisotean el polvo callejero que terriblemente se acumula entre los resquicios de las baldosas de la calle. No, ya no. Tus zapatos nunca más se asfixiarán de humedad en los días de lluvia al hollar las negruzcas y enfangadas charcas. No, nunca más. Y nunca más porque ya no te hace falta calzado para caminar. ¡22 años de esfuerzo parecen haber valido la pena!. ¡Qué sensación tan hermosa!, ¿no? Sentir como el aire te mece meloso entre sus brazos y te acuna del mismo modo que hace con las hojas y con los pájaros. Poder cabalgar entre las nubes, subir, bajar, virar y fluir por la bóveda celeste sin ataduras, libre como un ave.

Hoy, el mundo ha ovacionado tu alma y tus azañas. Tus allegados, amigos y conocidos nos hemos postrado ante tí y ante Dios para coronarte con una tiara de diamantes preciosos. Diamantes compuestos de cariño, amor y oración. Un acto tan bellamente emotivo que ni cientos de palabras serían capaces de relatar con pelos y señales.  Ni la pluma más afilada del mundo podría, pues solo el recuerdo puede recrear tal acontecimiento. Así, ahora, mi mente recuerda con vivacidad como las pupilas de algunos invitados a tu fiesta despedían acuosas lágrimas mientras tú te limitabas a soltar sonrisas desde el altar, con tu melena rubia cenicienta y tus labios rojos como el carmín. Sí, como el carmín.

Para tí, Carmina. Sonrisa de carmín.