miércoles, 31 de diciembre de 2014

Gracias y gracias




Ya ha pasado otro año y seguimos estando aquí, presentes, con las mentes dispersas, llenas de ideas y de vivencias. Así, quisiera aprovechar este momento para darte las gracias por todos los momentos que hemos disfrutado juntos. Porque hemos conseguido, y con mucho valor y esfuerzo, que todas las tristezas, incluso aquellas que henchidas de presión pretendían ahorcarnos y acabar con nuestras vidas, se convirtieran, minutos después, en sueños y anhelos. Nos ha costado, pero ¡lo hemos conseguido! 

¿Quién nos hubiera dicho que durante este 2014 pasearíamos por la luna y dormiríamos acurrucados entre cunas de estrellas? Seguramente nadie. 

Puede que, en el fondo, como todo lo bueno, este año haya sido un tanto desastroso, un tanto monótono y en ocasiones tan gris que parecía un callejón abrumado y sin salida. Pero, realmente sabemos que éste ha sido estupendo. Y es que por primera vez en nuestra historia hemos aprendido a bailar entre lágrimas, a desnudarnos ante los problemas y a soltar sonrisas tras las impertinencias que nos han escupido las bocas ajenas. Y a pesar de que nos dijeran que eso iba a ser un imposible, lo logramos. 

Hemos aprendido que saltar al compás de las olas es más divertido que cobijarse en ellas (y también mucho más fructífero). Y que las decisiones todavía son más bellas cuando se comparten a sorbos y se nutren de besos y abrazos. Y es que, ¿acaso hay algo mejor que pintar la vida a dos manos? 

Quisiera agradecerte todos las pasajes que hemos compartido y todos aquellos que se han quedado a medias. Darte las gracias por haber permitido que nos conjugáramos en presente y nos recreáramos en futuro. Así que tranquilízate porque este 2015 nos permitirá acabar con ellos. Bien sabes que a mí no me gustan las cosas que se quedan a medias salvo tus abrazos, pues por ahora no quiero que los extermines (deseo muchos y muchos más).

Y es que disfrutar de ti "a puertas abiertas", es decir, como me lo permites a mí, es como expulsarme a mí mismo y lanzarme hacia el vacío, aunque en muchas ocasiones haya fallado por tener pánico a las alturas. Y no es que no me agradara la mano que me ofrecías,  sino que no confiaba en el poder que tienes para conseguir que el choque de una caída de tres metros de altura fuera como caer en una cama atiborrada de  seda y algodón. Nunca antes había pensado que parar el reloj para estar contigo supusiera la mejor clase de economía de vida: que por cada 30 litros de lágrimas expulsados, nos hayamos reído tres meses seguidos. Y esto, la verdad es que no tiene precio. O quizá sí. Y esa es la razón por la que continúo queriendo estar a tu lado. ¡Porque vales infinito exponencialmente hablando!

Este año quisiera que todo lo bonito se convierta en bello. Quisiera que el silencio glacial de los momentos duros, y sobre todo los que nos retuercen de dolor, deje de olor a azufre y pase a despedir aroma mentolado (recuerda: nuestros pulmones necesitan respirar). Sé que será complicado pero este año he conseguido algo infinitamente mayor: he aprendido a leerte por dentro y a sentirte en mis venas. 

Con todo, quisiera corresponderte, y por ello quisiera que este 2015 me cumpla dos deseos. En primer lugar, que sigas siendo tú. Después, que siga lloviendo.  Porque es precioso quererte mientras la lluvia empapa nuestro mundo. 

Gracias, gracias y más gracias.

¡Feliz año!



domingo, 9 de noviembre de 2014

Dos, tres, mil


Por cada tres gotas de lluvia caídas, dos corazones explotan de placer y tres se retuercen de dolor. Y tras esta secuencia de realidades exiliadas, todas las heridas de nuestro cuerpo y especialmente las más "amorosas", es decir, aquellas que fueron amor y ahora son (des)amor, aprovechan para reavivar su llama apagada y brotan para arder en cólera, haciendo que todo se torne aún más obscuro.

Y yo me pregunto: ¿por qué tres miserables gomitas de lluvia son capaces de viralizar un fenómeno como éste? ¿por qué el llanto sabe mejor aliñado de lluvia que tiznado de sol? 

Supongo que porque todo reside en nosotros. 

Ellos creían que era lluvia. 

Yo creo que son gotas de dolor que las nubes recogen y expulsan tras observar cómo 1.000 deseos acceden al exfolio de su esencia, y caen vencidos a su lecho, a su entierro. 





sábado, 25 de octubre de 2014

Café, libros y ella



Tras seis meses, ayer volví al mismo bar en el que nos conocimos por primera vez y afortunadamente, ¡bendita sea la luna!, ella seguía allí, sentada en la última mesa del local, con la mente enfrascada en una nueva historia, la cual probablemente acababa de comenzar. Cada vez que coincidíamos parecía haberse comprado un libro nuevo y al despedirse de Mar, la dueña del local, siempre deslizaba, como si no fuera con su lengua o con su propia intención, que ese último libro que acababa de comprar era un básico para todo aquél que amara la literatura. Su paso por la cafetería era tan monótono como simple: llegaba, pedía un café con leche, se sentaba en la última mesa de local y sacaba su nueva adquisición. Tras sorber a golpe de cucharadita el café, acariciaba la portada del libro y empezaba su ritual sagrado: devorar ese castillo de palabras. Así sucedía cada vez que la suela de sus zapatillas hollaba la primera baldosa del local. Pareciera una escena de lo más usual, pero no lo era. Contemplar el efecto seductor de las palabras en una mujer como ella era como adentrarse en un jardín prohibido, en el que romántico-romántica estrechan sus cuerpos con todas su fuerzas para escapar de la saeta de lo "permitido". Y es que digan lo que digan siempre hay momentos para embriagarse de la belleza de lo clandestino y, en este caso, lo clandestino no es su libro ni su melena sino ella y todos los besos que nos dimos mientras leíamos a medias todos esos libros y poemas.

Y mañana, ¿volveremos a comer(nos) mañana?

domingo, 5 de octubre de 2014

¿Aceptan reservas para dos personas?




- Disculpe, ¿aceptan reservas para dos personas? Me han dicho que para poder cenar en su establecimiento es necesario ser cuatro comensales, ¿es eso cierto? - dijo ella, con voz vibrante y un terremoto de nervios en las piernas. 

- Buenas noches, jovencita, tiene usted toda la razón. Así lo establecieron hace dos años. Fue una norma impuesta por el gran chef y no sabe usted la de problemas que nos está trayendo. No obstante, algunas veces se nos permite hacer excepciones. Vamos, otra regla absurda de la casa - respondió el camarero. 

- Ya lo dice bien. En cualquier caso, quisiera saber si aceptarían una reserva para dos, ¿me lo puede confirmar o negar? -replicó Lucía, clavando el turquesa de sus ojos en las pupilas de ese joven de rostro esperanzado.

- Ojalá pudiera, señorita. Si es tan amable, le agradecería que me dejara su nombre y un número de teléfono y en cuanto pueda le doy una respuesta.

- Por supuesto, apunte: Esperanza, 00112233.

- Perdone, creo que se ha confundido, ¿puede repetirme el número? Diría yo que no existe ningún prefijo con esta enumeración. 

- No se preocupe, algún día el gran chef se lo enseñará. Ah, y no se olvide: ¡la reserva es para dos!. No quisiera que usted se quedara sin cenar. ¡Tenga usted una noche!

(Y así, tras tres minutos de conversación, Esperanza abandonó ese local llamado 'Añoranza' y se adentró en los suburbios de la ciudad. Por su parte, el camarero, impactado por la frialdad de las palabras de la joven, abrió la puerta del restaurante y salió corriendo en busca de la musa de ojos turquesa. Una cena le esperaba y por suerte, al menos esa noche, no sería en esa prisión rotulada 'Añoranza').




viernes, 3 de octubre de 2014

Cada vez que alguien pronuncia su nombre suceden cosas extraordinarias




Cada vez que alguien pronuncia su nombre suceden cosas extraordinarias. No importa el lugar en el que te encuentres pues siempre ocurrirá algo paranormal. Un susurro, un leve murmullo o un escuálido bisbiseo es arma suficiente para despertar y formar este ejército de guerreros invisibles que hacen que todo, absolutamente todo, se vuelva aún más bonito. 

Algunos lo llamarán suceso contemporáneo; yo, fenómeno extraordinario. Cada vez que alguien exclama ese nombre, una bandada de pájaros se lanza al vuelo e ilustra corazones gigantes en el cielo, a través de una perfecta disposición de sus cuerpos menudos en el aire. Este sería el más ridículo detalle de todo lo que puede ocurrir cuando hablamos de apelativos hacia su ser. Y sino pregúntale a una abuelita, una señora de esas que ves por la calle y piensas: ¡cuánto corazón cabrá en este pedacito de carne!  y verás que te dirá que si vocalizas ese nombre con firmeza y con seguridad plena, nunca y nunca te verás inmiscuido en las tinieblas de esa prisión llamada soledad. ¡Cuánta razón tiene! - pensarás y te repetirás día sí y día también. Porque realidades de esta índole duelen y más aún cuando eres joven y crees que te vas a comer el mundo y que vas a devorarlo a la de tres. Y es que efectivamente las abuelitas de faldas oscuras y con cabelleras henchidas de laca son muy sabias. 

Ojalá algún día lleguemos a comprender que la belleza no solo entiende de nombres y adjetivos sino también de sensaciones. Que una cosa puede ser bonita por el simple hecho de sentirla o de rendirse ante su esencia. Que no todo lo que nos rodea debe ser esbelto y vibrante. Y que, por supuesto, debemos dar por hecho que la mayor parte de las personas bonitas no encajan en el molde que esta sociedad ha forjado. El mundo se encuentra envuelto entre paños de locura y nos fuerza a creer que solo las flores de gran tallo y de exuberantes pétalos son las que realmente valen la pena. Y maldita mentira, ¡porque esas flores son las que más violan y más heridas provocan (tienen pinchos)¡.

No creas que escribo esto para alentar sueños o infundir miedos. Simplemente estoy tratando de amenizar esa realidad por la que tantas lágrimas has esquivado, pues nunca quisiste comprender que la poesía ya ha transgredido el papel y se postra ante ti, reflejándose en los ojos de aquel hombre que te inquieta con su mirada perversa o aquel niño hambriento que ante un trocito de pan, encaja sus manitas, mira al cielo y exclama: gracias por dejarme vivir un día más.

Cada vez que alguien pronuncia su nombre suceden cosas extraordinarias. 


lunes, 22 de septiembre de 2014

Las aspiraciones son unas #rompecorazones


Suele ocurrir. Las aspiraciones temen al galope de nuestro corazón. Huyen de él como si no hubiera un mañana o como si las vías de ese tren por el que se deslizan, ese tren denominado vida, quebrantaran su forma y su contenido, y transformaran el férreo de sus raíces en trocitos de nubes de algodón.  Las esperanzas, tan amadas y cobijadas por nuestros pechos, son el mero prototipo de persona cobarde. Y es que la labor que desempeñan es tan cierta como incierta, tan sana como dañina, tan clara como turbia y tan ciega como indigesta -así de amables y así de admirables- . Pero no por ello debemos expulsarlas hacia otros lares. El sabor de su amargura es el mejor antídoto para poder sobrevivir esta carrera de obstáculos. 

Quisiera saber qué cantidad de corazones han despedazado tras su paso o detalles más nimios como quien ama la insipidez de su ligereza o quien detesta el ardor de su crudeza. Del mismo modo, también quisiera conocer cuantas heridas han abierto en todos nosotros y especialmente en ti. Hubo un día en el que las amé tanto que lo di todo por ellas. Desgasté todos mis esfuerzos e incluso prodigué las pocas lágrimas que guarecían mis ojos, en aquel entonces bien pequeños, por hacerlas realidad.  Sin embargo, otro día, uno cualquiera y engalanado de sábado, andaba yo tan cansado que, sin hacer ni querer, como por arte de magia, al abrir la nevera, la jarra de agua helada se precipitó hacia el vacío y se estrelló ante mis pies. Fue en ese momento cuando me di cuenta que las estrellas son astros hirvientes de calor y no puntitos fríos y blancos como copos de nieve en una pizarra completamente negra. Fue en ese momento, mientras los cristales descosían la finura de mis venas  y provocaban una ardiente charca de sangre, cuando comprobé que las aspiraciones son igual de cobardes que la pedantería y la altanería de quien no osa a ser honrado ni consigo mismo ni con los demás. Y ya lo dice la frescura del instante: más vale prevenir que curar.

Así pues, esta noche, cuando los párpados de tus ojos apaguen la velocidad de su característico parpadeo, permítele a tus manos, venas, pies, cadera, brazos, piernas, boca y orejas que abran todos sus poros de amabilidad y expongan, con plena dulzura, todas sus purezas a la dama de la noche. Porque esta es la única manera capaz de enfocar perdones y de encararse a este cosmos de vivísimas y fugaces aspiraciones. Primero, entiéndete a ti mismo y después sacia al depredador de tu instinto o al terror de tu materialismo. 


miércoles, 17 de septiembre de 2014

Para todos aquellos que no confían en su belleza


Nunca olvides que las críticas ajenas son un cúmulo de hojas secas y muertas, que tu vida solo tiene un protagonista y que esa persona eres tú. Tampoco ignores - aunque realmente lo desees - que a tu espalda cargas tres grandísimas maletas y que ellas, intrínsecamente interiorizadas, formarán parte de tu carta de presentación. Así, no te dejes engañar por la volatilidad del qué dicen o dirán de ti, porque entonces caerás en el vicio de volver a precipitarte en el abismo de odiarte a ti mismo y a tus maletas. No dejes que ese momento, ese maldito y arisco precipicio, te invite a lanzarte hacia el infinito, ni tampoco permitas que te embriague con la frialdad de su vacío. Ahora mismo tú no estás preparado para planear entre piedras rocosas y afiladas. 

Piensa que un tesoro inmenso y abarrotado de joyas yace en ti y que alguien debe ayudarte a pulir toda esa materia que tú, preciosamente hablando, has ido cimentando a lo largo de estos años.  Y ese alguien, ese todo y nada a la vez, esa aureola de aparente tranquilidad, ese remanso de ideales esteparios y todavía incumplidos, esa lejana realidad, no depende de una fuerza extraña ni de tus amigos ni de tu familia. No. Ese desconocido e ideológicamente perfecto, que simula ser un magno guerrero, que se presenta como el salvador de tu ser y en quien confías plenamente, enviándole cientos de cartas en forma de pensamiento, para que te libere de esta prisión vital, no existe. Así que no sigas rezándole cada noche, ni cada minuto. No derroches más esfuerzos en clamar auxilio a los cuatro vientos porque no te harán caso, pues el único pulidor capaz de hacer relucir tu belleza eres tú. 

Y fíjate, qué tristeza la nuestra que cuando los problemas se enroscan a nuestro cuello cual soga de guillotina,  nos aterrorizamos y nos ahogamos en nuestro todo y en nuestra nada. Y perdemos el norte y el sur, y las nubes se convierten en cenizas negras y nuestra vida se transfigura en la palabra más repulsiva y odiada de nuestro diccionario. Y nosotros, cabezudos como burros en ansia de zanahoria, nos lo creemos y nos creemos personajes de esa historia, de esa falsa historia. 

Y, ¡qué sabios los vientos y qué dulces los niños! Pues bien saben ellos que los deseos deben ser órdenes y los actos deben ser ciertos. 

Así que no te rindas nunca, acuérdate que rendirse es de cobardes y que solo tienes una vida y tú eres el único tripulante, el único capaz de remar y de tirar hacia delante, sin temor al que dirán o a todo aquello que esos malditos vientos humanos puedan soplar. A tu espalda llevas tres maletas y ellas siempre te acompañarán. 

Maleta 1 - Sueños

Maleta 2 - Virtudes

Maleta 3 - Defectos



jueves, 11 de septiembre de 2014

¿Te acuerdas?


París,
 un trocito de amor 
 y nosotros dos. 
Quinientos puentes que aguardaban un beso de los nuestros 
y el fulgor de trescientas estrellas encajonado en tu seno - y en el mío -. 
 Al fondo, la torre Eiffel y tras ella mil cartas de papel. 

¿Te acuerdas?

Amor,
cariño,
vida,
sol,
hermosura,
belleza,
princesa,

¡Qué tiempos aquellos! 
Aquellos en los que eras mi musa de principio a fin
y de verso a universo
y que te rendías de sueño tras el último verso
ese que siempre -quieras o no - acaba con un beso.
Pero lo mejor es que todo eso ocurrió en París
en ese entresijo de calles que huelen a nuevo pero saben a antiguo.
Y creímos que ese era el mejor momento para juramos amor eterno 
y así lo hicimos bajo la sombra de esa torre metalizada
mientras la naturaleza clavaba su retina en nuestros corazones y gritaba: amor con amor.
Y ni tú ni yo entendimos esa afirmación ni si era el cariño el que nos vencía
o si éramos nosotros mismos enzarzados en un egocentrismo amoroso.
E inocentes perdidos nos dimos tantos besos como minutos transcurrieron
y desgastamos ese nombre
y nuestros nombres
y entonces bajábamos a dar alimento a los patos del río
y estos empezaban a aletear y a despedir sonidos estridentes
- sonidos de amor -
y nos reíamos y nos mirábamos
y nuestros corazones se tornaban uno
y nuestros sentimientos desaparecían en silencio. 
Y caía la noche y salíamos a cenar 
y a beber vinos de qualité y crêpes tremendamente empalagosas,
 como tú y yo.
Y yo diría que nos quisimos
y bastante
y que nos lo dimos prácticamente todo - o todo -
y es que por nadie más volvería a ofrecer mi corazón.

Pero como todo,
 nuestra historia se acabó 
y las cenizas encerraron su encanto
y nos fuimos
y desaparecimos
y nos liberamos de París y de su mundo
y de nuestro mundo 
y perdí parte de mi esencia
-aquella que me hiciste nacer- 
pero hoy estoy feliz.

Feliz porque sé que sigues viva,
feliz porque siempre serás parte de mi vida. 





lunes, 8 de septiembre de 2014

Dolores que matan




Si algún día me lo permiten, gritaré tan fuerte que rasgaré la finísima piel del aire. La dulzura de mis gorjeos se transformará en un rugido feroz y atronador -algo un tanto impensable e impropio de una figura como la mía, ¿verdad? -. Y el mundo temblará. Y tú reflexionarás. Y ellos...¡ se morirán de pena y de maldad!

Es curioso, pero los ojos humanos son terriblemente deshonestos, inmundos.

Y lo peor es que ni ellos mismos son conscientes de ello. Pero para eso estás tú. Para aclamar al mutismo del silencio y exhortarle o rezar. Aclamar a los Cielos que deseamos que, de una vez por todas, todas las verdades que flotan en su cauce - el del silencio - se transformen en murmullos comprensibles a nuestros oídos. No importa el cómo. Simplemente queremos conocer todo lo que nunca nos ha dicho, todo lo que un día quiso contarnos y nunca pudo a causa de su impotencia.

¿Por qué hay tantas injusticias?

¿Por qué hablar de amor es hablar de odio?

¿Por qué las risas no son efecto de una retahíla de penas?

¿Sabes? nunca debes fiarte de la mirada dócil de un humano. Por muy interesante, agraciada, preciosa o melancólica que parezca, nunca, nunca y nunca te dejes cautivar por ella. Recuerda que no eres más que un simple "pajarillo" en un mundo de monstruos y de gigantes. Y es que a pesar de todo,  nosotros nacimos para ser fuertes, para luchar contra el pico descomunal de esa gaviota egoísta que lo quiere todo para ella, para vivir entre los recovecos de nuestras estimadas copas de árboles.

Pero de los humanos nunca te fíes, pues ellos nunca apreciarán la belleza de tu trino como lo hacen los árboles o la misma madre - naturaleza expresiva -. Sus ojos, ciegos por placer - viciosos ellos -,  nunca disfrutarán de la gallardía que desprendes al saltar de una rama a otra o al batir tus alas en el inmenso cielo. Y eso que tú y yo destacamos por contener color, mucho color. Pero justamente ése no será un motivo justo ni tan siquiera bonito para que un ojo se clave en el estertor de tu presencia. Y si algún día ocurriera, ves con cuidado, pues creerán que te encuentras solo y exhausto de tanta pena. Confiarán y ciegamente que no sabes volar y que eres un trozo de naturaleza muerta, que ya lo ha hecho todo en esta vida y que debe ahogarse entre las cenizas de sus propias penas. Entonces, en ese momento, despliega tus garras y grita muy fuerte, porque esta realidad es puro dolor y este dolor nos está matando. 

pd: Un pajarito que vela por tu vida o por tu propia muerte. 




jueves, 14 de agosto de 2014

El final de esta historia - tú - es mío




A veces pienso que
 tus ojos - charcos abigarrados en tenue silencio -están ausentes de vida
pero luego me doy cuenta que no es así
me siento, rectifico mi pensamiento y me susurro - hacia dentro -
que es imposible que esa pareja de luceros de mar carezcan de corazón
porque entonces, si eso fuera posible, no serías mujer
serías algo intangible
serías solo alma
soplo de aire
criatura fantástica concebida en murmullo divino
pero no
eso no es verdad
porque tú eres mucho, bastante más que eso
eres cabellera de rubia tersura
belleza de manos de porcelana
transfusión de belleza a un sustantivo
a un nombre
a un sustantivo-nombre-protagonista
porque aunque creas ser
una mujer de pies pequeños
eres el epicentro de muchas nubes de sueños
de deseos tangibles e impalpables
como la vida misma
y no creas ser exclusivamente lo que ellos 
digan
pronuncien
clausuren
finiquiten
porque los cuentos 
- ya sean de hadas princesas 
o de la vida misma - 
solo tienen un final
y ese depende de ti
pero en este caso el punto final es mío
porque en el cuento de mi vida
solo he tenido 
un sueño 
un anhelo
y ese eres tú
así que ya pueden desnudarte
con críticas adyacentes y comentarios deprimentes
porque aquí el escritor de tu historia soy yo
el yo en ti
el ti en mí
y como tal 
el flujo depende de mí
y ahora quiero 
que estas líneas sean 
tu razón de ser 
quiero que tus ojos 
dejen de ser charco
y pasen a ser caudal
río 
manantial
quiero recuperar tu sonrisa
que tus ojos vean la luz
y sean un reflejo de vida
de la flora de sentimientos que palpitan tus venas, 
mi vida.



martes, 12 de agosto de 2014

Mi primer bikini





Sólo yo sé cuándo sobrevivimos. 
Lo sé porque mis dedos 
se transforman en lápices de colores. 

Lo sé porque con ellos 

dibujo en las paredes de tu casa 

mujeres con rostro de epitafio. 
Porque, a la caricia de la punta, 
comienza el derrame de los cimientos 
formando arco iris en la noche. 
Porque, al escribir testamentos 
en el suelo, se remueven las vísceras 
de azúcar, y trepan tus raíces. 

Grabo versos de colores fríos 
en tu piel, de arquitrabe a basa, 
y les llueve y los diluye, y compruebo 
que la lluvia suena como hacen al caer 
las canicas brillantes y naranjas 
que cambiaba en el patio del recreo, 
poco antes de calzar mi primer bikini. 

Hoy guardo las canicas, como un apagado 
tesoro, en los huecos de otras espaldas. 

Pinto también en la terraza de enfrente 
un jardín de lápidas cálidas y hermosas. 
Trazo como una medusa de bronce, 
un paraíso de cadenas hendiendo en mantillo 
el valle diminuto que proclama que es frágil 
y sin embargo, dirás tú, sobrevive.


"Mi primer bikini" (2001)   ELENA MEDEL



viernes, 8 de agosto de 2014

En busca de ti


Si me oyes que sea con la boca abierta
necesito experimentar que tu boca es vida y no piedra 

Si me ves que sea con la honestidad de un corazón libre
ya sabes que sin libertad tu esencia pierde fulgor y vivencia

Si me tocas que sea con la suave de tu espalda
pues estoy cansado de las asperezas de estos lares

Si en algún momento llegas a olerme o adviertes mi perfume
júrame que vetarás la entrada a cualquier otro aroma 

Si me sientes

¡ay!  Si me sientes.... por favor, que sea:


         con la boca abierta
                    

con la honestidad de un corazón libre
                   

 con la suave de tu espalda
           

 con la musa que cabalga en tu mirada
      


porque tu cuerpo es como un sueño

y yo, hueso invisible, voy en busca de ti,

deseo 

                                                        



                                         

miércoles, 6 de agosto de 2014

¿Quién es soledad?



Soledad es la palabra
el término adecuado,
el seudónimo mórbido para interpretar
aquello que hoy ignoramos
ayer dibujamos
y mañana desdeñaremos como
vertiente,
precipicio
caída
declive de lagrimales
silencio de huesos
abandono de órganos vitales
 como corazón
como alma
pérdida de identidad,
desahucio de espíritu,
transgresión virulenta y con alevosía del ave alma
defunción imperceptible
     de un manojo de sentimientos
     de un flujo aeriforme de palpitaciones
expiración de un trozo de vida
o lo que sería lo mismo
TUMBA
efectivamente tumba.

Porque soledad es acecho
es una función exponencial
   cuyo límite de sucesión es el asolamiento
 la muerte individual que brota en el ahorcamiento sistemático,
  un asesinato a través de
                    disparos de silencio
                                 y afonía de sentimientos
Porque la soledad es así
  así de áspera y así de cruda
pero no nos olvidemos que soledad también es vicio,
  un par de turgentes y levantados pechos
  con los que saciar el perenne deseo del que busca conformidad
  lealtad al aislamiento momentáneo o infinito
  tributo a la desinfección de compañía - ya sea buena o mala -
y es que además soledad es manantial
  paraje que acuna con devoción a sus invitados
         para pervertir sus mentes en la cuna de sus aguas
    tras empalagar sus bocas a gusto de tocinillo de cielo
sabor que aunque simule ser cielo
no deja de ser huevo
una explosión de yema
               un riel de azúcar gélido
                              en un repecho de escasa piedad y minúsculo afecto.

Pero ¿quién es soledad?

Soledad eres

soledad soy
yo
tú y yo


pd: soledad es el que ignora por buscar asilo
pd2: soledad es el asilo del ignorado por buscar un nuevo asilo.







martes, 29 de julio de 2014

Esta noche deja que me acueste en las sábanas frías


Esta noche no pido más que acostarme en estas sábanas frías y empapadas de silencio, solo, absolutamente solo. Quiero que todos los ojos del cielo, todos esos astros inmaculados y efervescentes de luz, se apoderen del fulgor de mi sien durante horas. Quiero que se adentren en mis entrañas y que sus pupilas estudien con sumo detenimiento qué es lo que verdaderamente escondo en mí y si es posible, yo les confiero el poder, que descompongan todos mis huesos y analicen qué relación impera entre ellos y el vacío, este vacío inmenso que, con tanta frecuencia, nos impone lágrimas en los ojos. 

Quisiera saber cuántos litros de sangre y cuántos de veneno habitan entre las vueltas de mis venas. Porque a veces,  y muchas más de las que tú piensas, muy sutilmente y probablemente con mucho pecho, parecemos inyectar - inteligible e invisiblemente - alguna sustancia estupefaciente y tremendamente letal en los cuerpos ajenos. Quisiera pensar que el principal autor de este crimen de lágrimas y de vacío es el desgaste de mi perfume, ese olor a efluvio seco que se nutre de calor y de la suciedad del aire, o la ausencia de algún allegado extensamente respetado por la sociedad. Sin embargo, pienso en ti y me doy cuenta que estas dos suposiciones no son más que ideas desamparadas y escasas de sentido. Y es que tú lo reúnes todo: sales a la calle rociada de perfume de alta gama, tu padre es un político por todos bien conocido y tu vida es una de las más deseadas de todo el planeta. Y, a pesar de todo, estás más sola que yo. Así que permíteme que hoy, cuando caiga la noche, me acueste solo en estas sábanas frías y empapadas de silencio y discúlpame, pero debo preguntarle al firmamento la razón de esta soledad que nos adueña, que nos aprieta, y que me explique la causa de esta sociedad desaguada que al mínimo cruce de miradas te crucifica, te levanta las lágrimas de los poros, y te martiriza, obcecándose en que suministras veneno y no humanidad como sortilegio. 

Y ahora, momento en que tú y toda la humanidad os encontráis sumidos en el estudio de la fisonomía de vuestra propia esencia, yo pregunto: ¿A qué se debe tanta oquedad? ¿A qué responde tanta soberbia?





martes, 22 de julio de 2014

Cada vez que abrías la ventana

Cada vez que abrías la ventana, el mundo perdía su rumbo: los árboles avivaban los colores de sus hojas, los pajarillos afinaban sus gargantas y el serpenteo de los caminos se tornaba aún más meloso y apetecible. Todo se tornaba virgen y con cautela los mares cesaban de rizar sus olas.Verte acodada en la ventana era como emborracharse,despojarse de la corteza de lo mundano y respirar una bocanada de pureza casi mística. Si por mí fuera, yo me hubiera quedado cada día, cada minuto y cada segundo, allí postrado frente a la ventana de tu casa, anhelando poder llegar a ser algún día el humo de aquellos cigarrillos que con tanta ansia devoraban tus labios. Qué inocencia la mía, ¿verdad? Soñar con poder tocarte, abrazarte, estrechar tu piel contra la mía, adentrarme por los nudos de tu garganta y desatarlos, inmiscuirme entre tus venas y esperar que algún día me permitieras acariciar un trocito de tu corazón. Pero como todo, todavía estoy aquí esperando que tus párpados abran los ojos y me enfoquen. Porque sí, esto de residir  a tres pisos bajo tu casa no es nada glamuroso ni digno de admirar. Y es que debes saber que siempre he tenido pánico a las alturas y por eso, siendo embrión, le dije a mi madre que jamás querría medir más de 1,75 metros. Por fortuna, ella me hizo caso y feliz que estoy de medir esto y de vivir en un primer piso. Así que, por favor, si lees esto te pido que muy pronto, ojalá mañana, vuelvas a salir a la terraza, abras los ojos y deslices tu mirada hacia abajo pues alguien dijo que en la simplicidad está la magia y yo quisiera ser tu mago, simple como la sien de una semilla, pero gigante como el árbol que algún día - Dios sabe cuándo - pueda llegar a brotar y alcanzar el sol. 


viernes, 18 de julio de 2014

Cuando el amor es espina

Hola,

Aquí os dejo con el texto y el enlace a mi último vídeo de youtube.

* * *


A los 12 años fuimos conscientes que una pregunta nos empezaba a perseguir día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. Fuimos creciendo y esa pregunta continuaba señoreando en nuestras vidas, toda puesta, toda ella. 

A los quince desapareció, ¡Bendita juventud! se desplomó desde 15 metros de altura y se convirtió en una espesa masa de polvo. ¡Qué tiempos aquellos en los que bailábamos hasta las doce de la noche y jugábamos a regalarnos amor! pero hoy, varios años más tarde, con el alma completamente destrozada y hecha añicos, tú crees haber encontrado la respuesta al misterio de aquella pregunta y te confirmas a ti misma - te flagelas -  que eres una verdadera estúpida por haber vuelto a cometer una vez más ese error.

Sí,

¿Por qué yo he podido enamorarme de una persona que no me merece? ¿Por qué he vuelto a caer en el error de entregarme a una persona que no me desea? Pues porque eres perfecta. Y además aunque no te lo acabes de creer, somos seres humanos y como tales acabaremos tropezando infinitas veces sobre la misma piedra. 

Pero no te preocupes, porque no eres ni estúpida ni un extraterrestre. Eres una mujer de carne y hueso y mucho más que todo eso: eres un pájaro que baila, el canto de una estrella, el susurro de un copo de nieve, la belleza de un pedazo de cielo o el envoltorio un regalo de ensueño. Aunque para mí sigues siendo un trozo de firmamento. 

No permitas que esta premisa continúe carcomiendo el trocito de corazón que todavía te queda. Y es que del mismo modo que nunca permitirás que un cisne se ahogue en la belleza de su blancura, tampoco vas a permitir que un imbécil te corte la respiración al clavarte espinas afiladas en el pecho. Porque no, porque no es justo ni honrado. 

Y es que un amor no correspondido es un manojo de espinas, como una zarza de pinchos. Es dolor, es sufrimiento en vano que jamás debe ser ofrendado. Es un billete de ida pero sin vuelta y cuyo destino es ninguna, ninguna parte. Así que no le vuelvas a escribir. No se merece ni las más míseras palabras. Deja que el vacío alcance su figura y que este mismo te ayude a deshacerte de todas las huellas que él imprimió en ti. 


Que los versos son sentimientos y él no siente nada por ti. Así que levanta el vuelo y pon el contador a cero, riega tu corazón, aviva las semillas de la pasión que él te hizo perder y siéntate en la punta de tu cama. Agarra una libreta y escribe todas las razones por las que debes olvidarle y suelta una sonrisa y deja que las estrellas le susurren que está perdiendo algo grande, que te está perdiendo.

J. Morera

martes, 8 de julio de 2014

¿Me permites un consejo?

Ya no escribo para liberar todos los pretéritos o pensamientos de futuro que entre segundo y segundo se arremolinan entre las arterias de mi cuerpo. No, ya no. Desde hace un mes ya no escribo para amenizar mis tardes de sequía amorosa o de aburrimiento vagabundo pues ahora escribo para sentirme feliz, para quebrar este nudo de euforia desmedida que se aposenta en mi garganta y que no me deja ni respirar.  Euforia que, en el fondo, es aire y aire que, en mi seno, es vida. Desde ese día no sabes cuánta felicidad aletea por mi vida. Y eso que todavía tengo que aprender y demasiado. Porque  escribir es un arte y yo solo tengo una brocha. Pero, ¿qué más da? Si al final nacimos para morir y morimos para la eternidad.

Ya no escribo para ser un poeta más sino para saciar el mayor capricho que he conocido desde que tengo uso de razón. Sabes cuál es, ¿no? pues hacer lo que me da la gana. Adentrarme en este cielo de letras desordenadas como es mi mundo y narrar todo cuánto pueda y lo mejor que pueda. Porque si hay algo que las estrellas me han contando en todas estas noches en vela ha sido que el paso del tiempo es más rápido que un beso encajado entre dos labios, igual de veloz que el haz de luz que despiden los rayos en el cielo. Por ello quiero que me permitas un gran consejo: no permitas que nadie se apodere de tu tiempo.

Abre los ojos, coge una hoja en blanco y apunta todo aquello que siempre has querido hacer y que nunca has podido realizar en tu tiempo libre. Realizado esto, libérate de todo y empieza por la primera. Sentirás como tu cuerpo se llena de intensidad y como tu mente se libera de grandes toneladas de  irreverentes pensamientos (todo depende de la cantidad que poseas). Y es que si hay algo que puedo decirte es que o haces lo que te gusta o tus ansias se marchitarán como una flor que necesita beber y nadie puede abastecerla de agua pues la única persona que puede eres tú.




jueves, 19 de junio de 2014

Por nada y por todo

Escribo bajo esta lámpara porque no tengo más remedio. Bien sabes que detesto la luz artificial y más cuando se trata de un vetusto cachivache que arde en llamas cuando le place, pero no me queda otro remedio. Hay algo que debes saber, pero no sé ni por dónde empezar. ¿Cómo puedo explicártelo? El temor a tu rechazo hiela el caudal de mis venas. El porvenir se me presenta como una pirámide que escupe fuego y tú eres la única sustancia capaz de ahogar la silvestre llamarada. Esta tarde he permanecido tres horas sentado frente a la puerta de tu casa, enclaustrado entre aquellos dos setos en los que años atrás, entre pinchos y ramillas, hechos un ovillo nos cobijábamos de la presencia de tu prima Nerea. Bien, en realidad, no quería nada. Pero ya sabes que la "nada" es muy sabia y se acopla al chismorreo de un canto de besos así como a los pliegues de un verso. Así, por ello, sólo quiero que sepas que no puedo esperar más y que eso... bueno, pues... ¡que no sabes cómo y cuánto te quiero!. 

viernes, 13 de junio de 2014

Rosalito

Allí en medio de la nada, en el devastado epicentro de aquella plaza de paredes huecas y balcones desangelados hace unos días brotó un rosal. El "Rosalito" que dice Manuela, la mujer de labios voluptuosos y ojos de luciérnaga, la abuela del vecindario. Es un fenómeno extraño, bueno o no tanto. Para mí es como un haz de luz en un espacio obscuro. Una grieta de pared por la que se cuelan los rayos de sol, una puerta que transpira el sabor de la efímera naturaleza. Los expertos en jardinería todavía se preguntan el porqué, pues no han logrado averiguar qué instinto de supervivencia regenta el tallo de aquel rosal minúsculo, que con tanta soltura presume de talante ante los visitantes.

Apenas mide unos siete centímetros, pero destila una belleza implacable, vigorosa. Yo creo que ha nacido para ser diferente, original, único. Probablemente como tú. Sí, es como tú. Aunque no te lo creas, tú también has nacido para surcar este mar de olas bravas. ¿Por qué no haces como él? Abre tus ojos y despliega tus manos porque el mundo está hecho para ti. Atrás quedarán las lágrimas acuosas que tus ojos parecen todavía rezumar. No, olvídate de ellas, llora con fuerza y haz como él. Siéntete tú misma. No dejes que nadie te prohíba ser como eres. ¿Sabes? Vales mucho, demasiado. Por un momento cierra los ojos y piensa en "Rosalito". Imagínate un saco de polvo y de mohín, donde las partículas de oxígeno se reducen casi hasta el vacío, donde tus pulmones apenas pueden exhalar. Allí, sí, allí es donde "Rosalito" permanece vivo, alto y erguido, con su cono de pétalos abiertos cual pavo real, expuesto a que el romanticismo de algún ser humano encuentre en él la belleza de sus pétalos bañados por el sol y perfumados de color. Esperando a que alguien descubra en la nimiedad de sus hojas el anhelo deseado, la ternura descifrada, el amor encandilado. Allí y así. Así es como deberías actuar tú y allí es donde te espera el mundo. 





jueves, 12 de junio de 2014

Tres y justamente tres

Tres pantalones de puntas deshilachadas se embriagan del caótico desorden de la sala al absorber a aquellos soldados de polvo que la escoba no pudo acoger. Tres. Justamente tres. Un trío de telas desenmarañado por el arrecife de tiempo busca dueño, compañero de vigilias bajo el azulado reflejo del cielo para poder besar y escapar de este suplicio de viento, recuerdos y anhelos.


martes, 10 de junio de 2014

Días que empiezan por la A

Abrir la ventana.

Apretar el botón del ascensor.

Agarrar el pomo de la puerta.

Ascender por las escaleras del metro.

Ampliar planes de futuro a la sombra de la acacia de flecos verdes. 

Abofetear mentalmente a la persona que se te cruza en la calle cuando tienes prisa. 

Aborrecer hasta no poder más aquel maki de salmón con aguacate, tan básico como deseado.

Anegar una realidad.

Abrazar al bichito más cariñoso de la casa - mascota -. 

Acertar tres suposiciones de las cuarenta y nueve que te habías planteado.

Arrancarle lágrimas a los ojos. 

Andar por la vida y nada más.

H.

Hoy ha sido un día de esos de AAAAAAAAAAAAH

lunes, 9 de junio de 2014

Gritos de cera

La noche camina y mientras lo hace me despojo de mil gritos de cera

cera que invisiblemente todavía arde, agitando sus alas de cobarde 

cobarde porque antes que dar la cara prefiere cuajar todos sus elementos 

y caer con garra sobre la debilidad yacente en el finísimo recubrimiento de piel 

piel alicaída y abatida por la contaminación irascible de este mundo

mundo de ojos privados de contemplación de maravillas

maravillas inexistentes a causa del desarrollo febril de la sociedad

sociedad que es sentimiento

sentimientos que son cera. 








sábado, 7 de junio de 2014

¿Qué quieres?

No hay momento en el que no deje de pensar en ti. Tu figura se me presenta fulgurante y repiquetea con fuerza en el acantilado de mis sentimientos. ¿Qué querrás de mí? ¿Por qué no desapareces y te fugas cuál reo de prisión?  Atrás quedaron aquellos abrazos desnudos de afecto y aquellos mensajes de plácido regocijo, en los que destilabas tantas barbaridades como impertinencias. Sin embargo no hay momento en el que no deje de pensar en ti. Por las noches, antes de acostarme en el lecho, un hilo de murmullos de cristal se adentra por el orificio de mis oídos, incitándome a pensar en ti. ¿Serán tuyos estos silencios de palabras disfrazados de susurro? ¿Cómo eres capaz de hacerme sentir que sigues viva? La personalidad de tus ojos continua presente en las lágrimas de mis pupilas, ahora  eternas llamas de melancolía. 

¿Quieres algo? Si es así, por favor, escríbeme.

jueves, 27 de marzo de 2014

Anita, una niña mala

Anita siempre ha sido mala, muy mala, excesivamente mala, repugnantemente mala.  Sin embargo nunca he podido librarme de ella. Es como una pulga aferrada a mi vida. Y todo por culpa de mi mujer. Si hubiera sido por mí ya la hubiera desahuciado. Cada vez que la despiertas, explota de rabia y te clava profundas puñaladas en la piel. El día que consiga convencer a mi mujer, chillaré: Anita, cariño, se acabó todo. ¡No eres más que una puta y maldita cuchilla! El único problema es que Anita tiene alas y regresa. ¿Sabéis qué? ¡Ojalá se muera!