martes, 28 de abril de 2015

Eres el paraíso


Cada vez que salgo al jardín irremediablemente me acuerdo de ti y me vienen a la mente todos aquellos jardines de sentimientos y de cosas bonitas que cultivamos juntos. Añoro las calurosas tardes de verano en las que el maldito y temido chorro de la manguera acababa siendo el impulsor de todo ese regimiento de besos. Tu camiseta mojada, tu vestido empapado, tus sandalias volando por el aire mientras nos agarrábamos las caras y nuestras lenguas se recreaban en esas cuevas que alguien denominó bocas. Tampoco me olvido de esa sonrisa traviesa que dibujaban tus labios cada vez que me veían hacer el indio entre las macetas. No es que suela hacer el payaso en mi vida, pero tú me hacías y me haces ser diferente. Mi abuela dice que este cambio ocurre porque las flores bonitas son tan bellas que se convierten en algo inexplicable e ininteligible para la lógica de nuestro cerebro. Y puede que sea cierto, que seas una flor, y que seas tan cierta como todas las caricias que se esfumaron y como todas aquellas veces en las que juntos escapamos del llanto. Si alguien me pregunta quién eres, yo siempre digo que eres todo aquello que solo yo he podido vivir. Y no creo que mienta, desde que estamos juntos los jardines han pasado a ser mi paisaje favorito. Sí, no les tengas envidia, pues la razón de que ellos sean eso eres tú, porque eres el paraíso que Dvicio siempre habló, la laguna perdida a la que solo acceden los corazones perdidos, ese palacio en el que las tristezas solo son bienvenidas si son para compartir, esa luna por la que cualquier hombre se mataría por conquistar.

lunes, 27 de abril de 2015

Te echo de menos



Te echo de menos y no sabes cuánto. Los días como hoy deberían estar prohibidos. ¿Por qué el sufrimiento solo entiende de debilidades? ¿Por qué la belleza de las cosas se esconde cuando más la necesitas?  ¡Quien pudiera sentirse querido cuando el mundo le da espalda! Pero no, todavía no hay respuesta para ese enigma ni tampoco solución para querer olvidarte. Creo que echarte de menos seguirá latiendo en mí hasta que ya no crea en los recuerdos. Ojalá pudiera abrazarte ahora mismo y sintieras todo el frío que recorre mi piel. Ya pueden cortarme las venas que diría que toda mi sangre te la llevaste tú. Apenas consigo articular los dedos y modular la voz se ha convertido en una retahíla de intentos fallidos. Me pregunto si tú también sientes lo mismo o si ya tendrás a un nuevo vencedor que te acaricie el pelo y te endulce el cuerpo. Quizás no entendí nada de lo nuestro y por eso esté sufriendo tanto. No lo sé, pero si de algo estoy seguro es que el desamor es el peor continente de esta tierra y sino que se lo pregunten a mi corazón.


domingo, 26 de abril de 2015

Nos pusimos a soñar



Nos pusimos a soñar porque no teníamos más opción. Momentos atrás vivir se había convertido en una especie de laberinto del que era prácticamente imposible escapar. Un sinfín de muros, murallas y pasadizos secretos se extendían frente a nuestros ojos mareados. La señora lógica nos había abandonado al lado del río y no sabíamos ni por donde ir, ni qué hacer y decidimos que acostarnos era la mejor vía de escape a ese mundo desvencijado. Siete minutos fueron suficientes para rendir culto al centro del universo, cabalgar por rías de ilusiones, digerir dos litros de cóctel dulzón, deambular por tres cavernas totalmente iluminadas, contemplar el vuelo de tres unicornios. Nos pusimos a soñar porque era la mejor opción que teníamos. Y es que a veces vivir también es sinónimo de morir.

lunes, 20 de abril de 2015

Naufragios


Es curioso pero cada vez que el dolor aprieta con fuerza, nuestro corazón explota y nos desangramos por completo. A veces me pregunto - hoy es uno de esos días - el porqué de esto y me planteo si verdaderamente habrá gente que carezca de corazón. Puede que sea una premisa incomprensible, pero a veces creo firmemente en ella. Leer el periódico o ver el telediario es como pasear por un pasillo de brasas y cenizas, en el que se hace imposible respirar. El mundo ha perdido su rumbo y nosotros nos hemos perdido con él. ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tantos corazones golpeados? Basta salir a la calle para contemplar que hay más lágrimas que sonrisas. Quisiera pensar que estamos viviendo una crisis de la que algún día saldremos. Y es qué duro es sobrevivir de un naufragio como el que estamos viviendo y sufriendo. 

jueves, 16 de abril de 2015

Gente


Un arrebol de corazones que deambula sin rumbo fijo, totalmente perdido. Árboles y flores podridas. Personas que simulan ser reyes y reyes que no saben ni como se llaman. Palabras que han olvidado el susurro de las caricias. Rostros que se ahogan en su propia pena. Miradas que asestan más que callan. Prejuicios que se adelantan a la verdad. Personas que esconden diez metros de misterio. Libros que se rebozan en bañeras de polvo. Historias que pecan de vacuidad. Cotilleos que son personas. Recuerdos que se comprimen y dan vida a canciones. Labios que por cobardía no se atreven a despedir besos. Manos que no entienden que las mujeres están protegidas. Rifles que provocan exterminios de animales. Almas que aprenden a llorar antes que a sonreír.  Gente, demasiada gente. Y en medio de todo este bullicio tú y yo. 

miércoles, 15 de abril de 2015

Te quiero, joder




Tengo miedo a perderte. Y qué gillipollez, ¿verdad? Parece mentira que con lo bien que estábamos juntos sufra por una mierda como esta. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que pienso aferrarme a ella todo el tiempo que pueda. Me encantaría que el tiempo te muestre que soy tu media naranja y que realmente estamos hechos el uno para el otro, como el sol y la luna. Sé que he cometido un gran error y que ahora no te merezco, pero te prometo que voy a luchar por volver a ser ese rayo de sol que te despierta cada mañana. Seguramente creerás que hay mil hombres como yo, pero no te fíes: ningún corazón esconderá tanto amor como el que late en mí. Te prometo que nunca más volveré a mirarla ni a tocarla. Joder, fue un maldito desliz, ¿acaso tus ojos no desvían la mirada cuando pasean por la calle? ¿acaso tus manos no abrazaron a aquel que tenía frío en amarga soledad? Es mi amiga. Por favor, dame otra oportunidad, perdóname. Te aseguro que esta noche las estrellas brillarán con más fuerza pues ¿sabes? Te quiero, joder, mi vida.

lunes, 13 de abril de 2015

Esa maravilla de ser imbéciles


A veces somos muy imbéciles: nos obcecamos con tonterías y dejamos de pensar en lo que verdaderamente importa. Y lo peor de todo es que somos plenamente conscientes. Olvidamos que el sol es el mejor invento de este planeta y que nunca habrá un regalo más bonito que abrir la puerta de casa y encontrar a la persona que más quieres en este mundo. No obstante a veces esta maravilla pasa desapercibida porque centramos nuestras vidas en personas equivocadas, porque nos dejamos llevar por vientos cimbreantes y de rumbo perdido, porque tememos que el señor altruismo se nos lleve lo poco que tenemos, porque nos encanta ser el epicentro del universo, porque el miedo es un gran anfitrión en nuestro hogar, porque los retos son peores que resolver una derivada, porque el esfuerzo cabalga con el enemigo, porque un café a solas es la mejor excusa para no salir de casa, porque los amigos a veces son excesivamente pesados y no se dan cuenta, porque nos queremos mucho. A veces somos un poquitín imbéciles y a veces ser así nos sienta la mar de bien.

domingo, 12 de abril de 2015

Así fue nuestra ruptura


Como un huracán de garras afiladas,
como una caída vertiginosa desde lo alto de un ático,
como una cuchilla que de tanta hoja que presenta te desgarra la piel de cuajo,
como una resaca apoteósica inmune a los efectos del ibuprofeno, como una habitación oscura y llena de pesadillas,
como un manojo de flores secas,
como un invierno bajo cero y el cuerpo carcomiéndose de frío,
como una estela de las palabras más horribles del universo,
como una muerte dolorosa y sin anestesia,
como una riña entre chicas quinceañeras,
como el deseo de matar a quien te hizo daño,
como un disparo certero en el alma,
como una anestesia letal,
como una patada al pecho que te anega la respiración,
como un manojo de espinas clavado en la garganta,
como un trago de veneno,
como ese maldito recuerdo del día en el que me dijiste: "te quise, te quiero y siempre te querré"
Así fue nuestra despedida,
el final de esa historia en la que dos amores acabaron 
disolviéndose, 
fusilándose, 
borrándose
.
.
.

viernes, 10 de abril de 2015

Belleza también eres tú


Nunca creí que dos míseras pupilas llegarían a acariciar esa palabra llamada belleza. Pensaba que el síndrome de Stendhal solo atacaba bajo los árboles de la bella Florencia. O al menos eso me dijeron. No obstante a veces ocurre que las ilusiones bajan de las nubes y se convierten en transeúntes amantes de la locura. Y así sucedió ese instante en el que nos conocimos. Mis ojos, transidos de miedo al agua, se convirtieron en tripulantes del mar de tus ojos y mis manos, exangües de padecer de una intensa sequía de caricias, en volátiles guerreros de todos los centímetros de cuerpo. Simulabas ser real, pero en verdad eras diferente y esa fue la razón que arponeó mi corazón. En cierta medida fuiste la luz que avasalló la oscuridad de mis días. Tu voz de "te quiero mucho, pero tengo miedo al amor" fue el aliciente para luchar por tenerte y ayudarte a sentir que no eras una obra más sino la única, la elegida, la ideal. Por tus ojos supe que la soledad no solo es herida sino también pincel o brocha capaz de colorear un lienzo triste y vacío. La extensión de tu sonrisa me susurró que las conquistas son más bellas si se hacen con versos y no con cuernos. Y tu corazón, ¡ay, tu corazón!, sangrante y dolido, me confirmó que Venecia y Florencia no tenían nada que envidiarte porque belleza también eres tú y todos los lunares de tu rostro.

jueves, 9 de abril de 2015

Lucha




Dirán que es inútil lo que estás haciendo. Argumentarán que estás loco de remate, que se te va la pinza y que no tienes ni idea de lo que triunfa en esta vida. No obstante no les hagas ni caso, cierra la boca y no dejes que los murmullos se apoderen de ti. Mantente alejado, distante, como si la cosa no fuera contigo. Sonríe. Embriágate de todas las razones por las que crees que vale la pena luchar y boga sin cesar. Nada, corre, vuela, propúlsate y sobre todo lucha (los cobardes nunca fueron héroes). No permitas que ellos pongan freno a tus sueños. Naciste para ser lo que eres y serás lo que quieras ser, pero todo depende de ti. Agarra un bolígrafo y una libreta, siéntate en la punta de la cama y escribe todo aquello que siempre deseaste ser. Imprímete, o lo que es lo mismo, reconócete. En los caminos las piedras siempre son nexos, no argumentos.

miércoles, 8 de abril de 2015

Ojalá algún día





Desde hace un par de años Julia ya no quiere ir al colegio. Odia ser la triste protagonista de su historia. Cuando llega la hora del patio se encierra en el baño y trata de olvidar el argumento. ¿Por qué yo? ¿Acaso soy tan rara? ¿Por qué nunca podré ser normal? - se pregunta. Pero las respuestas parecen estar en huelga. Nadie le responde. El viento, las paredes, los bolígrafos de su estuche, los libros de la estantería y un par de niñas del colegio son las únicas voces que le animan a seguir viviendo ese calvario. El resto, ese remolino de colegiales, ese vaivén de niños y niñas menudas y risueñas, sigue absorto en sus juegos y la niegan. No comprenden que ella también es niña y que lo daría todo por jugar con ellos. La insultan, la rechazan, sienten que es inferior y que no merece nada de ellos. Ni tan siquiera la miran. No obstante ella no dice nada y acata las órdenes de sus compañeros, encerrándose en banda. Quisiera poder compartir el recreo con ellos, divertirme, sonreír e inundar el patio de carcajadas como ellos hacen al jugar al pilla-pilla - se dice a sí misma. Y ya está aburrida de pasarse las ocho horas de colegio postrada ante un escritorio o encerrada en el cubículo del baño. Sus ojos se han cansado de no levantar el vuelo. Su boca ansía devorar el aire y estallar en burbujas de felicidad. Sus manos, frágiles y menudas, esperan impacientes poder chasquear y recrearse en las palmas de otros.  ¿Qué tienen las otras niñas para poder ser princesas? - se repite al tiempo que se pone a llorar. Qué inocencia la suya y qué vergüenza que a estas alturas la sociedad todavía no haya puesto freno a situaciones como éstas. Julia, no es que no quieran jugar contigo, es que las princesas como tú se merecen un príncipe valiente y no cobarde como ellos. Ojalá algún día seáis vosotros los que ganéis la batalla y podáis pronunciar: jaque mate, acoso escolar.

martes, 7 de abril de 2015

El mundo te quiere

Hay días en los que lo tirarías todo por la borda. Días en los que tu mundo se paraliza y se convierte por unos instantes en un conjunto de desperdicios, retales, tristezas, negaciones, pérdidas, soledades,  tensiones, putrefacciones, abandonos y dolores. Sientes que tu corazón va a explotar de tanto sufrir y de una manera u otra tratas de evadirlo de esta realidad, pues no quieres que se ahogue en un mar de lágrimas como esa última vez. Agotas todas tus fuerzas y exprimes al máximo tus ganas de vivir parar poder mantenerte vivo, y suspenderte en el vacío sin caer en el precipicio. Puede que hayas pasado por esta situación o que justamente hoy estés siendo víctima de ella. Por ello quiero dedicarte este texto, estas palabras. Alguien me dijo que cada vez que se encontraba en esta situación digería un par de bocanadas de aire fresco, agreste. Yo, sinceramente, creo que receta infalible para menguar esta sensación es disfrutar de ella, recrearte. Y es que no hay nada mejor que plantarle cara al miedo. ¿Por qué no reír? ¿Por qué no cantar? El dolor es más bello cuando lo saboreas, ¿no crees? Va, no te rindas, por favor. Siempre soñaste con ser una sonrisa andante y volar hasta que la noche te tumbara de agotamiento. Venga, no te rindas: corre, ríe y sal a dar una vuelta. ¿Quién lo hará si no lo haces tú? Ojalá pudiera ser tu salvavidas, pero no puedo. Anda, corre, salta, ríete, ponte a bailar y vuela alto, muy alto, que el mundo me ha dicho que te quiere mucho y el sol que no quiere verte nunca más llorar.